
Esta ilustracion la realice hace ya unos años para una modesta publicacion deportiva.
Si no saben quien es Daniel Gil, aca van algunos datos biograficos....
Para todos aquellos que aman el Surf, y los deportes acuáticos, este personaje llamado Daniel Gil (64 años, Argentino) es un grosso. Un gran deportista que allá por los años 60 un viaje lo depositó en la capital peruana de Lima y ahí tuvo la suerte de conocer la Waikiki Surf Club, primera escuela de surf peruana y, por qué no, latinoamericana. Tres de sus tablas de surf partirían después de ese viaje hacia la Argentina y fue el 3 de mayo de 1963 cuando tuvieron su primer contacto con las olas marplatenses. El paso del tiempo hizo que aquel día fuese declarado entre los surfers locales como el Día Nacional del Surf.
Es el pionero del surf en Argentina, y lleva el deporte en la sangre, adoptándolo como un estilo de vida, sosteniendo que: “He adquirido a través de este deporte la paciencia, la voluntad, la perseverancia, el esfuerzo, el valor, la seguridad en si mismo, la serenidad, la audacia, la generación de anticuerpos y endorfinas, la destreza, la agilidad, la elasticidad, el equilibrio, el desarrollo psicofísico, , la relajación, decisión y reacción, el vigor la resistencia, la claridad mental, la diferencia física, el equilibrio entre el hemisferio derecho e izquierdo del cerebro, la armonización energética, el desarrollo espiritual, y la conexión con lo divino……Es decir, cuando te paraste en una tabla y surfeaste ya no sos el mismo, te transformaste.”
Su fanatismo por el agua comenzó desde muy chico. Todos los veranos, su padre lo llevaba a la orilla del mar. Recuerda que ya a los 7 u 8 años, durante las vacaciones, se dedicaba a observar cómo pequeñas tablitas de madera arrojadas desde alguna de las escolleras de piedra de Mar del Plata, barrenaban las olas. Pasaba horas mirando este singular espectáculo que, aunque simple, para él lo significaba todo.
Era porteño, un chico bien. Según él, un "dandy que devino salvaje". Su padre tenía mucho dinero y a él le tocaba una herencia suficiente como para no trabajar ni un solo día. Pero lo estafaron. De repente se quedó sin su padre. Y sin un peso. Se internó en el bosque virgen de Santiago del Estero durante cuatro años. Trabajó con pico y pala, en la construcción. Después, en Mar del Plata, se entregó al surf, fundando la primera escuela de tan bella disciplina (que sigue hasta el día de hoy). Tiene nueve hijos, todos surfers empedernidos. Incluso Daniel júnior fue el último campeón argentino en categoría Longboard. Hasta el más chico Surfiel, de 12 años, sigue los pasos de su padre.